El calor se acerca, el buen tiempo te pide coger el coche y disfrutar de una escapada. Por eso te preguntas si tendrás que cambiar pronto tus neumáticos por unos de verano. Veamos… 

 

el auto en la calle

El calor ¿influye en el desgaste del neumático?

Empecemos con lo básico. Analicemos cómo el calor influye en el desgaste del neumático. Los neumáticos de tu coche están hechos de goma y están llenos de aire presurizado. Sí, pero los compuestos de caucho que forman las gomas resultan vulnerables al calor y a la fricción en la carretera. 

La acción de la presión sobre los neumáticos está estrechamente relacionada con la temperatura. Así que imagínate lo que puede suponer para el estado de los neumáticos la combinación de altas temperaturas en un día caluroso de verano y un recorrido por carretera muy largo.

Aire sobrecalentado y problemas de conducción

Aún más, cuando las llantas se calientan mucho, éstas pueden inflarse demasiado y generar problemas en la conducción y ocasionar un manejo de la dirección duro. 

Los fabricantes de los vehículos proporcionan información de base estándar sobre la presión de tus neumáticos. Ésta se encuentra en el extremo de la puerta del conductor. 

Se trata de datos que se refieren a la presión de tus neumáticos en frío. Presión recomendada. Es decir, con el coche parado y sin que las ruedas hayan rodado y el aire de su interior se haya calentado y, en consecuencia, hayan aumentado su presión.

Degradación de los aceites compuestos del neumático

Los neumáticos están fabricados con compuestos de caucho natural y sintético. Unos compuestos que incluyen aceites que les dan a las llantas una flexibilidad necesaria para mantener la forma y sus cualidades físicas. Sin embargo, a medida que los neumáticos van acumulando tiempo de uso, el calor del ambiente y la fricción continuada con la carretera pueden hacer que los aceites de la química de la rueda se quemen y vuelvan frágiles a los neumáticos.

Caucho quebradizo y partido

Este caucho quebradizo por efecto del calor se puede agrietar, partirse y perder aire de manera inadvertida. A esto se le denomina podredumbre térmica o meteorológica y es una de las razones por las que los neumáticos presentan etiquetas con códigos de fechas de usos en los laterales.

Ni que decir tiene que, independientemente del tiempo de uso de un neumático, cualquiera que tenga una banda de rodadura que apenas conserve su dibujo, no está en condiciones de usarse con seguridad en carretera. Aún más. Eso, un neumático que aún conserve sus relieves puede estar para retirar si el calor continuado ha hecho mella en su estructura. No son raros los estallidos neumáticos, el riesgo de reventón, por este motivo.

Variaciones en las condiciones de frenado

Otro de los factores que queda comprometido con la dilatación del aire del neumático por efecto del calor, es el del espacio de frenado. 

Una frenada -y más si es apurada- necesita de toda la banda de rodadura del neumático para la detención segura del coche. Cuando el neumático está sobre inflado y hay menos contacto del neumático con el asfalto, la acción de frenado no consigue aprovechar toda su superficie. Algo que se traduce en un espacio extra para la detención del coche. Metros que pueden ser decisivos en determinadas circunstancias. 

Por tanto, la capacidad de frenado en los días de mucho calor es un factor a tener también en cuenta para mantener las condiciones de seguridad de nuestro vehículo.

Separación de las capas de caucho de los neumáticos

Todos los neumáticos de vehículos están fabricados con dos capas de caucho. Una banda exterior que es la sección de la banda de rodadura, y otra interior que vendría a ser la carcasa. 

Cuando un fabricante de neumáticos hace las llantas, aprieta estas dos capas una contra otra durante el corto espacio de tiempo en el que la goma está pegajosa y caliente. 

Lo mismo. Las superficies de carreteras con asfaltos extremadamente calientes, los inflados de gomas insuficientes o una combinación de ambas circunstancias pueden hacer que estas dos capas sólidamente unidas acaben separándose. A ésto se le denomina disgregación de la banda de rodadura. 

Si ésto ocurre, los neumáticos de su coche pueden destrozarse en cuestión de segundos por efecto de la descomposición de la estructura, de la presión y de la energía cinética. Y, lo peor, provocar una pérdida de control del vehículo de consecuencias desastrosas.

Consejos para circular con seguridad con la subida de las temperaturas

Revisión visual, búsqueda de grietas o de desprendimientos

Para prevenir hay que buscar grietas en sus laterales, tanto interiores como exteriores. Del mismo modo, las revisiones visuales han de localizar restos de caucho que se hayan desprendido, especialmente en la línea de la banda de rodadura que puede poner en contacto el suelo y su abrasión con el forro interior. 

Controlar el peso cargado en el vehículo

Mantén la carga de tu vehículo muy por debajo de lo recomendable en días de calor. Al castigo que pueden recibir las gomas por efecto de las altas temperaturas, no le añadas más presión por el peso de carga o pasajeros.

Estar al tanto del alineamiento de las ruedas

Vigila el alineamiento de las ruedas. Las ruedas mal alienadas provocan desgastes desiguales en los neumáticos. Algo que puede incidir en desgastes añadidos en determinadas zonas de las bandas de rodadura. El calor extremo incrementará el riesgo de que se rompan por los puntos débiles con mayor desgaste.

El calor y el mal estado de los neumáticos no se llevan bien con la seguridad en un vehículo. La  implicación del conductor en la verificación regular del estado de las llantas puede marcar la diferencia.